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oraciones a san jose por la familia
Señor, que por el Espíritu de tu Hijo nos enviaste para ser luz de este planeta y para librar a los hombres de toda esclavitud, haz que resuene en nuestras vidas y en tu Iglesia la Buena Novedosa de la Salvación, para poder entonar perpetuamente con José y Contigo el canto de los redimidos. Enséñanos a tener la fe y la confianza que tú tuviste. Por la vida tan pacífica que tuviste en Nazaret mezclada de muchos gozos y dolores. Le constituyó señor de su casa, y jefe de todo lo que poseía. Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudísteis contemplar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos ordenes, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por miedo a Arquelao, sin embargo, tranquilizado entonces por el Ángel vivísteis dichoso en Nazaret con Jesús y María. A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y, después de invocar el auxilio de vuestra Muy santa Esposa, pedimos también confiadamente tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente les suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras pretensiones.
En los momentos a la noche obscura, el ejemplo de José es un estímulo inexorable para la aceptación, sin reservas, de la voluntad de Dios. Para propiciar esa veneración e imitación y para solicitar su ayuda, disponen ahora del siempre y en todo momento de hoy Ejercicio de los siete Dolores y Gozos en honor a San José. Dígnate velar sobre todos nuestros intereses.Suplica al Señor que bendiga nuestra casa. Entrega la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado.
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En 1989, el Papa Juan Pablo II publicó la exhortación pastoral Redemptoris custos y el ańo 2004 obsequió su anillo papal para el cuadro de san José de su iglesia natal de Wadowice, en Polonia. Pero, aparte de ser una familia unida y feliz, la Sagrada Familia se encontraba en el centro de la historia de todo el mundo. Por eso, la figura de san José es imprescindible en esta visión a nivel universal.
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Se entregó absolutamente a esta misión que le confiaba y puso su vida al servicio de ello. Vivió de manera sencilla, realizando en su historia cotidiana la misión que el Padre le había encomendado de la forma más perfecta posible, contribuyendo de esta manera a la realización del emprendimiento de la salvación de Dios.
- Cuando la Sagrada Familia huyó a Egipto, tuvo que llevar a cabo un largo y peligroso sendero por el desierto durante unos 20 días.
- San José, por el dolor y el gozo que experimentaste con motivo del nacimiento de Jesús, asísteme paternalmente en la vida y en la desaparición.
"Oh, Glorioso Patriarca San José, esposo de la Virgen María, dispénsanos tu protección paterna. Te lo suplicamos por el Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo. Mi bien amado padre, mi confianza está puesta en ti. Tú que gozas de merecida gloria en los cielos, y andas junto a tus amados Jesús y María, velando con amor por nosotros tus hijos.
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Lo escogió como uno de los patronos del Oratorio, colocó a los estudiantes artesanos bajo su protección y lo proclamó asegurador de los exámenes de los estudiantes. A él recurría en sus apuros y exhortaba a el resto a invocarlo. Varias ocasiones al ańo, charlaba en la plática de la noche sobre la eficacia de su intercesión, hacía festejar la celebración del patrocinio de san José el tercer domingo después de Pascua y acostumbraba a elaborar a los alumnos con breves conversas repletas de fervor. Los jóvenes santificaban el mes dedicado a este santurrón en la Iglesia, individualmente o por grupos libres, pues no había prescripción normativa, pero era tan grande la devoción que les había inspirado que prácticamente todos tomaban parte en aquella piadosa práctica. Don Bosco deseó siempre que hubiera un altar dedicado a san José en todas y cada una de las iglesias que él levantó. A ti recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José; y, después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos asimismo confiadamente tu patrocinio. Por el afecto que te unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, y por el cariño paternal, que profesaste a Nińo Jesús, te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su sangre y que nos socorras con tu poder en nuestras pretensiones.
Su participación en el secreto de la Encarnación lo ubica, junto con María, en el centro de la historia humana. Por eso, san José no puede ser un hombre cualquiera o un santo alguno, pues para cumplir bien su misión, Dios le concedió las gracias que precisaba. Por este mal y gozo te suplicamos que nos alcances la felicidad de que, teniendo lejos de nosotros al enemigo, a través de la huida de las ocasiones, caiga de nuestro corazón todo ídolo de terrenas aficiones y, ocupados completamente en el servicio de Jesús y de María, vivamos únicamente para ellos y tengamos una muerte santa.
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